Caminaba con Iván por un pasillo de la escuela, él no quería quedarse solo por ningún motivo, y me acompañaba a donde yo fuera.
En el medio del corredor había un balde con algo de agua, que había dejado la auxiliar mientras limpiaba.
Tomé impulso y salté, invitándolo a jugar.
Él responde caminando hacia el balde, pero cuando llegar, lo rodea.
Siento su frustración e impotencia.
El dolor de no poder.
Entonces le digo que el secreto está en "tomar impulso". Solamente eso. Tomar impulso, una mayor distancia y corta carrera para saltar.
Lo hizo. Una sonrisa enorme aparece en su cara, y repite varias veces el salto de un lado y de otro.
Aprovecho ahí para hacer un señalamiento. Si el síntoma de Iván es en el orden de la castración, algo del tener y poder se desplegó allí.
Creo que descubrió un recurso interno: Él también puede.
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