sábado, 19 de septiembre de 2009

"El rinconcito de enojarse"


Las escenas se repetían... Mateo tiraba todo... no podía estar en ningún lugar, era todo... todo, una pura descarga pulsional... exceso de todo... de todo lo que no podía decir, pero que sí decía con el cuerpo.Hasta que decido llevarlo a un lugar (pedido y acordado de ante mano, con la dirección de la escuela), con colchonetas. Le marco un territorio y le digo: "acá si podés patear o patearme... acá si gritá más... más... que yo te escuche..."
Sus gritos eran ensordecedores... patadas piñas... "puta!!, sos una una hija de puta!!!"... llanto... mas llanto... "Dejame, dejame!!!"... mas llanto... y mas patadas... hasta que sale un llanto con la palabra:"maaaaaaaa...!!!!".Abrazo... calma.
Terminan las patadas... solo llanto... se calma.Ahora si tocabamos esa indeterminada línea enrte el amor y odio, bronca y necesidad... angustia y desbordes.

- Tomamos la leche? Pregunta Mateo.- Ahora si.
Así, medio abrazados, nos fuimos a sentar y a compartir con los compañeritos el desayuno.
Algunas de esas escenas continuaron repitiéndose, hasta que un buen día, ya no fueron necesarias las colchonetas... ni ese lugar... el de los desbordes... Cuando otro borde se logró.


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